Expresión del Ribeiro
Emilio Rojo es la fusión entre persona y viña. Viticultor y colleiteiro visionario en su apuesta por la calidad, su emblemático vino procede de un paraje de excepcionales condiciones vitícolas. Emilio Rojo es la magia de un vino único e inimitable.
Emilio Rojo
Después de formarse como ingeniero y trabajar fuera de su tierra natal, volvió a Galicia e inició su nueva etapa como viticultor. Retomó el trabajo de la pequeña bodega que tenía su padre en Arnoia, iniciando así una andadura que le llevó hasta la hoy mítica parcela que atesora uno de los grandes vinos blancos de España.
En el año 1987 comenzó a trabajar un pequeño viñedo familiar abandonado en el valle del Avia, legado de Julia, su mujer. Un paraje de extraordinarias condiciones para la viticultura situado en Ibedo, en Leiro, un lugar sujeto a contrato de foro hasta los años 20 del siglo XX y que dependía antiguamente del monasterio de San Clodio.
En una ubicación tradicional de los grandes viñedos del Ribeiro, Ibedo es un topónimo cuya etimología está ligado al olivo. Alrededor de la parcela aún se pueden ver algunos, algo inusual en la zona. La pequeña viña, de unos 12.000 m2, está dispuesta en varios bancales y socalcos, muros que van dibujando la geometría del terreno.
Emilio Rojo comenzó a trabajar la finca con la firme convicción de elaborar un vino artesanal de calidad, singular y genuino basado en un cuidado trabajo de viticultura. Para ello sabía que lo fundamental era trabajar el viñedo y apostar por las variedades autóctonas.
Pionero del Ribeiro de calidad y visionario en su concepto, empezó a plantar uvas locales, entre ellas el Lado, uva originaria de Arnoia pero que no se plantaba en el valle del Avia en aquellos años. Según la variedad y su comportamiento en la viña, fue disponiendo las plantas en las terrazas para conseguir la máxima expresión de cada variedad.
El paraje
Las viñas del singular paraje de Emilio Rojo están orientadas al naciente, al este y en el margen derecho del río Avia. Es un lugar fresco, a media ladera y muy protegido, donde las maduraciones son lentas y complejas.
Una particularidad de la finca es su especial microclima, que la resguarda de las heladas primaverales. El sol de la mañana marca el ritmo del ciclo de la vid y la labores del campo.
El viñedo, a una altitud de 180 metros, está plantado sobre suelos de sábrego o granito, de textura arenosa y con la particularidad de ser muy poco profundos dispuestos sobre roca granítica. Respecto a las variedades, el 80% del viñedo está plantado con treixadura, 10% godello y 10% de lado y loureira.
La vendimia
La vendimia en Emilio Rojo es determinante. Cada año la planificación varía dependiendo del comportamiento de las cepas y de los factores naturales. Son vendimias largas donde las vides se marcan, una a una, antes de vendimiar para saber cuáles hay que recoger en cada momento.
No sólo se vendimia por variedad sino cepa por cepa y tipo de uva. Los controles de maduración y cata de uvas son constantes, y se hacen, como mínimo, dos recolecciones en el viñedo antes de acabar la vendimia.
La exhaustiva selección de uva se hace en el viñedo y se vinifica por día y punto de madurez. El tratamiento en bodega es de mínima intervención, con fermentación de las propias levaduras, en acero inoxidable y sin ningún tipo de contacto con madera. El vino pasa 18 meses en bodega antes de salir al mercado.
Emilio Rojo es viña y vino pensado para trascender en el tiempo. Es la esencia de su creador y su viña, autenticidad. Un vino elaborado en comunión con la naturaleza y apegado a las raíces de las cepas que expresa fielmente el carácter del paraje.
En el año 2019 Emilio Rojo decide ceder el testigo de su legado a Alma Carraovejas para dar continuidad a su proyecto, al cual sigue vinculado de manera directa.
La magia de un vino único e inimitable
“El secreto del vino es echarle horas trabajando la viña”. Emilio Rojo.
Emilio inició una vida dedicada a la tierra y a recuperar la heredad histórica subiendo cada mañana a la finca por los caminos que la rodean. Toda las labores se hacen a mano, la tierra se interviene lo mínimo y cada cepa se mima con el máximo cuidado. Más de 30 años de observación que hacen mágico un viñedo inimitable.
Una de sus obsesiones era conseguir una producción equilibrada, de rendimientos bajos y estables, independientemente de la añada. El sistema de poda en Emilio Rojo es un particular cordón corto y la producción por cepa de cinco o seis racimos. El trabajo en viña está orientado a conseguir una buena concentración y maduración de la uva. Toda la viña se atan de manera tradicional con vimbios o mimbre.