Un viaje único por la historia de Emilio Rojo
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11/08/2023Hasta mediados del siglo XIX el viticultor solo se tenía que preocupar de la botritis y de alguna enfermedad de la madera como la yesca. Pero el barco de vapor y la cercanía en tiempo entre continentes hicieron que distintas enfermedades fúngicas, hasta entonces desconocidas en el viñedo del viejo mundo, pudieran arruinar una cosecha.
La llegada a Europa de mildiu, oidio y black rot a mediados del siglo XIX cambiaron los trabajos vitícolas desde entonces. Y Ribeiro es una de las zonas donde mejor podemos entenderlas.
En el interior gallego, la pluviometría anual es de entre 800 y 1000 litros por metro cuadrado. Y aunque los inviernos son fríos y las heladas frenan el desarrollo de cualquier hongo, las temperaturas primaverales son las óptimas para el desarrollo de enfermedades fúngicas.
Noches con aproximadamente 15ºC y temperaturas diurnas de hasta 25-28º C unidos a continuas borrascas del Atlántico y tormentas locales son el foco perfecto para hongos como el mildiu y el black rot.
Debido a estas condiciones, estas enfermedades se convierten en un reto cada ciclo. Y aunque desde hace décadas muchos productos fitosanitarios convencionales frenan en seco el problema, en Viña Meín – Emilio Rojo buscamos interpretar nuestro viñedo con el mayor respeto al entorno y con la intención de aprovechar toda la riqueza y biodiversidad que nuestro paisaje nos presta. Por eso, frente a lo fácil, decidimos trabajar en ecológico.
La agricultura o viticultura ecológica es una forma de entender el viñedo. El no uso de ciertos fitosanitarios convencionales nos permite entender mejor nuestras parcelas. Y, con ello, interpretarlas y extraer el límite de su complejidad. Pero lo principal en una viticultura ecológica u orgánica es una buena viticultura.
Combatir el mildiu y black rot
En cuanto a lucha contra mildiu y black rot, los dos grandes problemas en Ribeiro, esta apuesta por el trabajo en ecológico convierte nuestra primavera en el momento clave. Por supuesto, la vendimia es la recogida del fruto de todo el ciclo. Pero durante los meses de abril, mayo, junio y, en algunas ocasiones, hasta los meses de julio y agosto, nuestra autoexigencia en viñedo debe ser la más alta del año.
Para evitar el afloramiento de estas enfermedades que pueden llegar a acabar con la cosecha entera, lo principal es conocer y reconocer cada zona de viñedo y la meteorología que le está afectando ese año. Recorrer cada cepa diariamente y ver que el estado sanitario sigue siendo óptimo. Eliminar posibles problemas y, sobre todo, dominar los primeros síntomas para que toda la masa foliar y el racimo continúen sanos el ciclo.
Las formas de detener su avance comienzan con el trabajo en verde. Una buena poda en verde, que desarrollamos con el equipo de Simonit&Sirch y la decisión en cada parcela sobre el desnietado y el deshojado permite que el viento entre y seque cualquier resto de humedad. La elección de conducción en cada parte de cada parcela, así como la determinación sobre el momento y los trabajos a realizar en viñedo son fundamentales.
Una buena formación y con las podas en verde realizadas se mejora la aplicación de los productos ecológicos que frenan el avance de las enfermedades.
Durante estos meses la lluvia sigue cayendo y las temperaturas no alcanzan los picos que necesitamos para frenar el avance de estas enfermedades. Por eso, en muchas ocasiones hasta una y dos veces por semana, tenemos que esparcir sobre el viñedo productos secantes.
Los años más complicados las aplicaciones de cola de caballo, milenrama, salvia y consuela se realizan semanalmente en algunas parcelas. Aunque también es importante el control de la plaga con el uso del azufre y cobre.
Para entender lo que esto supone en cuanto a trabajo en viñedo, en algunas zonas secas de nuestro país los tratamientos habituales son únicamente 2 o 3 al año. Pero es nuestra decisión trabajar de una forma ecológica.
Por eso, solo tenemos la opción de dedicar un esfuerzo extra a que nuestra viña siga sana. Y cuando llegue agosto y veamos la evolución de nuestros racimos, el verdor de la cepa en unas condiciones sanitarias óptimas, sentiremos cómo todo el trabajo merece la pena.