Huella de la memoria
Las parcelas del viñedo Viña Meín son un mosaico de piezas que conforman una riqueza varietal excepcional, un patrimonio vitícola y cultural único.
El Monasterio de San Clodio, centro eclesiástico más importante de la comarca durante siglos, transformó el valle en el corazón del vino de Ribeiro. La voluntad y visión de los monjes cistercienses y benedictinos les llevó a experimentar con formas de cultivo, variedades de uva y técnicas de elaboración.
Ribeiro es paisaje e historia. Piedra, muros, vides escondidas y lagares abandonados que son templos de la memoria.
La piedra construye el paisaje del valle del Avia y de nuestras fincas. Piedras que son la base estructural de grandes rocas graníticas y del sábrego, palabra local para denominar al granito descompuesto. La estructura geomorfológica de los viñedos de Viña Meín-Emilio Rojo es la granodiorita, principalmente cuarzo y feldespato. La textura de los suelos, más o menos arenosos y arcillosos, y algunos con trazas de esquistos o aluviones, conviven con los graníticos dependiendo del tipo de sustrato de la roca.
El sábrego es el suelo predominante en todas las fincas de Viña Meín-Emilio Rojo. En las parcelas de A Vilerma se combina con un poco de arcilla, y en Tega con canto rodado y algo de esquistos. Por otra parte, las dos parcelas de uva tinta, Osebe y Ribeira, también contienen sábrego. La diferencia entre ellas es que en la primera se mezcla con un poco de arena muy fina, y en la segunda con un poco de esquistos.
En el valle del Avia predomina un especial microclima mediterráneo continentalizado y suavizado por la influencia atlántica.
Los viñedos de Viña Meín- Emilio Rojo representan los microclimas de las dos laderas del valle del Avia : el sol del atardecer del poniente-oeste frente al sol naciente-este de la mañana. Una amalgama de orografías y ondulaciones del territorio, exposiciones y las horas de sol de cada parcela y ladera.
El viñedo de Viña Meín convive con tres particularidades climáticas: una gran oscilación térmica día-noche en los meses de primavera y verano, probabilidad de fuertes heladas de primavera y nieblas abundantes.
Nuestras parcelas se sitúan entre los 100 y 200 metros de altitud. En general, las viñas están plantadas en laderas y alejadas de la orilla del río, donde la acumulación de humedad es mayor.
Si la altitud es importante, la orientación es un factor decisivo. La personalidad de cada parcela se construye por la interacción entre laderas, pendientes, orientación, temperatura, insolación y suelos. Factores que componen un complejo poliedro con diferentes perfiles.
Por su situación en el valle del Avia, en las fincas de Viña Meín predominan la orientación oeste pero para ser precisos, la realidad es que cada una tiene una identidad diferenciada dependiendo de su ubicación.
Los viñedos alrededor de San Clodio gozan de unas extraordinarias condiciones bioclimáticas tanto en terrazas, laderas e incluso en las partes más bajas del valle.